Con el inicio de la temporada, también aparecen nuevos “hábitos”: más salidas, más caprichos, más “para eso trabajo”. Y sin darte cuenta, el dinero empieza a desprenderse como hoja seca en otoño.
No dejes que los pequeños gastos se acumulen como hojas en la banqueta: parecen inofensivos, pero al final pesan. Haz espacio para lo que sí importa, barre lo innecesario y protege tus finanzas como quien cuida su abrigo favorito. Este otoño, mantén tu presupuesto como árbol bien plantado: firme, estable y difícil de tambalear.





